lunes, 3 de agosto de 2015

Día 3 de Heidelberg a Hamburgo


Como cada mañana el teléfono de Pep a las 6 nos pone el festival caribeño tachín tachín chin Chon chin chin chin chin, esto es una discoteca, no hay quien se pueda levantar con esta marcha a estas deshoras de la mañana, como cada día empezamos a recoger nuestros bártulos, avituallarnos de un buen desayuno, que en esta mesonería es de alta calidad y en gran abundancia.

Bajamos a buscar a Rocinante en las caballerizas, le cargamos y a las ocho en punto, o'clock in the morning,  como dicen los ingleses ponemos rumbo Hamburgo destino de nuestra etapa de hoy.

Y lo primero es lo primero, abastecer a estos jamelgos borrachos e insaciables qué dicen que si no les echas de beber no dan dos pasos más. Hay que ver cómo está el mundo animal. Una vez reabastecidos enfilamos de nuevo por las vías rápidas alemanas a buen trote y a buen paso.

Pasado los 200 primeros kilómetros hacemos una parada para repostar, sólo repostar, que todavía tenemos mucho camino que andar nos dice nuestro amigo Coco. En las caras de los Caballeros y las damiselas se empieza a denotar el cansancio de los kilómetros y el madrugón de la mañana. Una vez que todos estamos bien abastecidos de gasolina, que en este país por si no lo he dicho la de 95 a 1,45 maravedíes cuesta el litro.

Continuamos rodando otro tramo.
A los 200km volvemos a parar para repostar y cuánto me he acordado de lo que decía mi amigo Coco habrá días que a las 11 ya os dolerá el culo de andar en moto, qué prudente es este hombre, a las 11 no me dolía el culo ya me dolía a las diez y media. 
Una vez repostadas todas las motos continuamos otro tramo más para poco a poco acercarnos a nuestro destino Hamburgo.
Ya son la una y media de la tarde y el cuerpo de este humilde caballero empieza a acusar el cansancio.  Viendo los kilómetros recorridos en pocos minutos haremos un nuevo repostaje; divisamos un lugar de abastecimiento y el amigo Sergio nos lo indica para que entremos a dar de beber a las caballerizas. Ya llevamos recorridos casi 600 km desde las 8 de la mañana, está parada es breve sólo repostar y tomar un café. que en estas tierras germanas por un dedo de café espresso te levantan 2 euros de la faltriquera y como en anteriores veces una vez abastecidos continuamos nuestro camino.

Animado por el café y el ratito de descanso ponemos a buen trote a Rocinante que por el carril cuarto de los cinco que en esta autopista germana hay enfilamos, apretamos la oreja y dispuestos a un buen galope jamelgo y jinete.

Al cabo de un rato empiezo a notar como la dirección de Rocinante empieza a bailar en mis manos  cada vez con más ímpetu e intensidad, que para corregir dicho problema acelero un poco más para echarle el peso atrás y de esa manera intentar corregir el problema delantero. Cuando dejó de acelerar y el peso se vuelve hacia delante el meneo es más violento, así continuó durante uno buen rato, que ya no habiendo más de dónde acelerar empieza a menearse todo de bruscas maneras, ya de lado a lado va el manillar haciendo tumbar la moto. Ante lo irremediable de la situación decido qué para jinete y jamelgo es mejor que por el suelo se deslicen y en ese momento ocurrió lo que todo motero siempre tiene en mente caerse en la carretera.
Al impactar contra la carretera noto como ésta se desliza por debajo de mí, en unos segundos comienzo a rodar, rodar y rodar, parece que no va acabar nunca. Por fin termino tumbado boca arriba pensando en no moverme del sitio por miedo a los coches de alrededor y como dice la canción muevo un pie, muevo el otro, muevo un brazo, muevo el otro y  me pongo de pie. Miro a mi alrededor y veo todos los coches parados en la autopista a unos 50 metros de mí y también veo a Rocinante tumbado y herido en la carretera.
En un momento se acerca a Sergio y se empieza a acercar la gente preguntándome qué tal estoy. Yo me encuentro bien, mareado pero bien, le pido que me quite el casco me estoy agobiando con él. Antes de quitarmelo se asegura de que no tengo lesiones en las cervicales y el cuello, me aconseja que me siente en el suelo. Una chica me acercó una coca cola, que de un trago casi me bebo media lata.
Llega la ambulancia me inmovilizan y me trasladan en la camilla a su interior. Tengo una fractura abierta en el brazo izquierdo, magulladuras en el tobillo izquierdo y en la mano derecha. Bien atendido estoy con tres galenos a mi alrededor aparte de los asistentes. Una vez bien atado y acomodado me trasladan al Hospital Universitario de Hannover, mi amigo Coco me acompaña en el trayecto al hospital.
Empiezan a realizarme todo tipo de pruebas y escáner, me inmovilizan la muñeca derecha y el doctor me informa qué van a proceder a operarme el brazo izquierdo.
Coco se encarga de todo los asuntos con la compañía de asistencia de IMQ, que tengo contratado el servicio de asistencia, la cual deja mucho que desear por su ineptitud. Recordar el que tenga IMQ, que su asistencia es peor que negativa. Según le dicen a  Coco para abrir un expediente tiene que ser el interesado o un familiar del mismo el que efectúe la llamada. Cómo se puede hacer una cosa así en un momento de un accidente en un país extranjero cuando uno está solo. Bueno pero eso ya lo solucionaremos más tarde cuando lleguemos a casa, voto a bríos que sí denunciaremos dicho abandono ante los alguaciles competentes.
A las 8 de la tarde me preparan en el quirófano, que con estos ojos míos lo veo yo en el reloj que tienen colgado del techo; el hacedor de sueños me coloca un respiratorio en mis partes de respirar y me dice que cuente del 100 hacia atrás y hasta el 87 recuerdo haber llegado y se hizo la noche.
Continuará...

1 comentario:

  1. Lamento muchosimo tu caída . Pero tengo que decirte que el relato está muy bien. Muchos ánimos campeon

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