sábado, 3 de octubre de 2015

pitxitxi vuelve a casa

Cual es mi sorpresa cuando en el whastapp recibo un mensaje de Sergio que viene a Bilbao y que me trae a Pitxitxi, joder mi Pitxitxi, si ese que se fue a cabo Norte.
Pasado unos dias me confirma que vendrá el y su compañera de fatigas Belén a Bilbao el viernes al terminar el dia y comenzar la noche. No me lo puedo creer y joder la emoción y los nervios me embargan.
Lo primero es pensar y a donde los llevo yo, que les gustara comer carne o pescado o serán de los que no comen ni carne ni pescado y solo cosas verdes de la huerta y la otras redondas que ponen las gallinas. Hago memoria, y recuerdo que Sergio come de todo, bueno eso es un paso muy importante para la celebración del re-encuentro. Lo siguiente sitio fino, sitio elegante, sitio informal. Joder, joder que se me ha olvidado la pernatación, tendrán donde guarecerse de la húmeda noche, así raudo y veloz a preguntarlo y a ofrecer cama y mantel que los invitados hay que cuidarlos para que marchen con buen sabor de boca y hablen bien del anfitrión y del lugar. Al poco recibo mensaje de los de texto que llaman ahora diciendo que tienen reservada ya cama en el buen Hotel Gran Bilbao, que no es porque uno sea del sitio y el nombre suene a grande, pero sea cierto que el hotel se merece el nombre por calidad, elegancia y bien situado para los viajeros de pernoctación corta y que les guste estar cerca de la parte antigua y de ambiente botxero de la capital.

Así que sabido ya donde es la dormida, ya lo tengo algo mas fácil para la comida.
De repente se me ocurre un sitio que estando en el centro y a poca distancia de la hospederia, porque a las horas que arriban a la ciudad, pasadas las diez y cercana a las once. No puede ser lejos porque si no cuando el tiempo se eche encima el mesonero cierra y nos quedamos sin probar bocado y con cara de pasmados a recoger migajas de lo que se encuentre abierto.
Conociendo local y gente que lo regenta, me acerco a preguntar si sitio nos reservan y la hora nos la aguantan hasta llegar. Se lo pongo dificil de rechazar, que vienen unos amigos de Barcelona (si ya se que la manceba es maña y de Zaragoza para mas señas), que vienen en moto y es cuestion del tiempo que les haga por los caminos para que lleguen con mas prontitud. Asi contado parece poco, pero como decirle que hasta las once no vamos a ir a cenar y que nos espere hasta terminar pues la charla se promete larga y distendida.
El mesonero accede de buena gana por saber que la clientela que va a sentar posaderas viene de lejos y para mas de tierras catalanas.
Por fin, llega el dia y con ganas de que pasen las horas y mas nervioso y emocionado que una novia a punto de ser casada hay que nos acicalamos mi esposa y yo y nos vamos para el hotel del encuentro, la noche se presenta pasada por agua, que raro si estamos en Bilbao. Pregunto en el Hotel si han arribado pareja montada en moto y me dice la bella hotelera que todavia no ha visto a nadie con casco en la mano y el buzo mojado.
Puesto a esperar que mejor que esperar con una cerveza en la mano, costumbre aprendida de mi amigo alberto.
Al cabo de un tiempo dos motos que se divisan por el ventanal junto a la lluvia que no ha parado de caer en todo el tiempo que estamos esperando,

Hay están, mojados y con el casco en la mano se acercan al mostrador, Nos acercamos nosotros también y de verdad la emoción del momento fue fuerte hasta para uno de Bilbao, Belén y Sergio, Los consabidos abrazos y emociones fuertes del momento que los unos se olvidan que están chorreando agua y los otros no se percatan de que les están mojando.
Como la hora se acerca a las once  y la mesa esta reservada, les apremio para el acicalamiento y con premura y en coche, coño que menuda noche hace, nos vamos al Casco Viejo al restaurante.
Una vez llegados y enseñada la entrada del local, Belén callada y Sergio no sale de su asombro por el sitio al que van a ir cenar, que mejor sitio para este re-encuentro con Pitxitxi que algo emblemático como es la Peña del Athetic, que no solo por su decoración en la que no faltan fotos, banderas y copas ganas con ahínco, esfuerzo y afición es conocido; sino por su buen gusto en preparar los platos de Bilbao de toda la vida y por sus precios contenidos.




Nos ponemos al dia de todo lo que ocurrió, antes de mi accidente y después del mismo a mi persona. Pregunto por el resto de los compañeros, de la ruta, de los chascarrillos y de los planes de futuro. Se nos pasan la horas como minutos, hasta que llega el momento más esperado el re-encuentro con Pitxitxi y la firma del libro, ese libro que me hará vivir lo que en su momento no puede disfrutar por el avatar del destino, pero que queda pendiente para volver a realizarlo, coño que somos de Bilbao.
Es un momento verdaderamente emocinante, tenerle de nuevo en mis manos.


A Pitxitxi le miro a los ojos y veo en ellos lo que ha sufrido, ya se ha hecho mas maduro, despelujado por los vientos del camino, el abrigo negro de los humos sufridos pero lo mas importante los dos contentos de estar juntos de nuevo.
Se echa el tiempo encima y llega la hora de la despedida, no es tal despedida, sino como decimos los moteros "Hasta luego, nos vemos en el camino y en la próxima pago yo la primera" con la vista puesta en volver a ver a esta gran pareja, Belen y Sergio, en la siguiente edición de Grandes Viajeros en Lleida que alli pienso acudir con mi manceba.
Ya llegados a casa, Pitxitxi busca acomodo en su rincón y ve a un oso, cirujano el oso para más señas, le presento a Christian, la mascota del Hospital Universitario de Hannover y juntos comparten el aposento que antes era de uno pero que ahora ya es de dos.


Veo a Pitxitxi y pasa por mi cabeza todo lo que representa un simple peluche, oigo a Cosme con sus historias, a Rafa con su Golwing, a Marijose en recostada en el asiento de la Goldwing, a Manuel echando un cigarro, a Juan con su BMW, a Luisa con la cara que pone cuando le digo que yo tambien tengo dos niños de dos años, mis ponys, a Miguel con su Varadero galáctica, a Alberto con su kawasaki delante de mi en la autopista dándole gas, a Pep con su Harley y esas mañanas de charla cuando sonaba el puto despertador, a Sergio guiando el grupo y yo detrás de él joder, como disfrutaba de ello y a Coco diciéndome con su acento mallorquín animo chaval que lo importante es que puedes volver a intentarlo y a Carlos Gollingher que aun habiendo estado solo unas horas con él en persona estaba ahí dia a dia preguntándome como iba la evolucion y si necesitaba cualquier ayuda.

Todo eso representa Pitxitxi, un peluche de león cavernario, para mi.
AMISTAD, COMPAÑERISMO, UNA EXPERIENCIA VIVIDA Y UN SUEÑO POR CUMPLIR.
Gracias amigos por los buenos momentos y estar ahi dandome animos. Hay cosas en la vida que uno nunca olvida y esta de verdad que me quedará grabada a fuego.
P.D.: Que cabrón Pitxitxi, ya lo decia el titulo.  Pitxitxi se va a Cabo Norte